La fortuna le libró de las garras de eta

Casado, con cinco hijos y de fuertes convicciones religiosas, este hombre de la política desde los convulsos setenta se adueñó a su pesar de la actualidad en marzo de 1998.
ETA le eligió como su segundo Miguel Ángel Blanco, pero la desarticulación del comando Andalucía permitió que este profesor de instituto y concejal polifacético en Nerja esquivara una bala con su nombre. Ya entonces no le tenía miedo al destino: «Si una persona está obcecada en pegarte un tiro, te lo va a pegar tarde o temprano», afirmó a El Mundo refiriéndose a aquel intento de asesinato. El domingo, la suerte se le escapó: murió en Córdoba en una montería. Esta vez fue el proyectil perdido de un compañero de puesto iraní, que hoy declara ante el juez por homicidio imprudente.Tenía 64 años y fue 12 años concejal del PP en varias áreas en Nerja. Hermano del ex consejero de la Junta Manuel Pezzi, ETA lo escogió por militar en el PP y por ese vínculo con un alto cargo del PSOE. Fue enterrado ayer en Nerja tras un funeral en la iglesia de El Salvador.
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